martes, 20 de noviembre de 2012

20 N

Hoy es el día  Internacional de la Infancia.
Para mí, un día absolutamente lamentable, sobre todo cuando las noticias de Save the children, nos dan cifras escalofriantes de la precaria situación infantil en nuestro propio país.
2.226.000 niños viven en España por debajo del umbral de la pobreza, algo que no parece importar a los politicuchos de mierda que día a día nos aprietan las tuercas.
Son cientos los centros educativos que proporcionan una "merienda-cena" a esos niños a los que sus padres no pueden ofrecer una alimentación adecuada.
Para muchos de ellos, esa ... merienda... es la única comida decente que pueden hacer, y todo gracias a personas que con su generosidad,  intentan paliar el hambre que azota a miles de hogares en este País.
Comedores sociales que ayudan a calentar el estómago de unos niños que no han vivido por encima de sus posibilidades, sino que han tenido la enorme desgracia de caer en un hogar en el que el trabajo y el salario digno  han saltado por la ventana, gracias a una crisis que ellos no le han pedido a los Reyes Magos.
Ni una sola alusión en los telediarios, nadie se acuerda de que hoy, 20 de noviembre, se celebra el día INTERNACIONAL DE LA INFANCIA.
Parece que todo se reduce a las guerrillas ministeriales y a la corrupción política.
Es una verguenza, se pueden estar una hora hablando de lo que roba uno, de lo mal que se porta el otro, o de la desfachatez con que afrontan las crisis políticas, pero nadie se acuerda de ellos.
Yo sí me acuerdo, y me duele pensar que esta noche 2.226.000 niños no tendrán nada que llevarse a la boca, que se irán a la cama soñando con su merienda de mañana, y que habrá millones de padres que llorarán ante una mesa vacía, maldiciendo a esta sociedad que no les da la oportunidad de calmar el hambre de sus hijos.
Felicidades a los políticos, está claro que en sus casas no falta un plato de sopa, una tortilla o un lenguado, no, en sus casas todo es alegría y bonanza, por eso se olvidan de los pobres, se les olvida que gracias a nosotros están donde están, creyéndose Dioses, por encima del bien y del mal, pero cuidado... el pueblo está harto... desesperado.... y hambriento.





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